viernes, 4 de diciembre de 2009

La Biblia es un libro de fantasía (II)

Retomo el tema que empecé hace unos meses, sobre la idea habitual que se tiene de la Biblia y en general de la fe.
Una cosa que habitualmente veo en la sociedad que me rodea es la gran ignorancia que existe sobre temas religiosos (en términos generales, siempre hay excepciones). Independientemente del ser o no ser creyente la religión es un tema importante y muy a tener en cuenta en cualquier grupo humano, pero parece ser que a muchísima gente no le interesa lo más mínimo.
Por poner un ejemplo del mismo Internet, he visitado foros y blogs culturales y de toda índole, en su mayoría serios, que hablan muy bien de temas científicos, sociales, históricos, etcétera. Pero cuando tocan temas religiosos enseguida advierto un descenso vertiginoso en el nivel de profundidad y rigor científico o divulgativo. Lo que no deja de inquietarme, porque ignoro si esta misma superficialidad también se utiliza en otros temas que no domino demasiado y de los que quiero formarme mínimamente.

Normalmente cuando alguien quiere entrar a discutir cosas de religión puede entrar de distintas formas, dependiendo de una tipología personal concreta (pondremos el caso particular del cristianismo católico para simplificarlo):

No creyentes

Pueden ser:

- Ateos bien formados que después de una reflexión más o menos seria sobre el tema han llegado a la conclusión que Dios no existe, y quieren exponer sus razones al respecto.

- Antireligiosos, que opinan que la religión es una mentira, un engaño, el opio del pueblo que decía Marx, y que además quieren demostrar de múltiples formas la terrible maldad de las instituciones religiosas. Entre estos muchas veces hay partidarios de libros pseudohistóricos sobre el tema de las conspiraciones de la Iglesia.

- Antiguos cristianos que cuando superaron la etapa “primera comunión” y llegaron a la adolescencia abandonaron todo tipo de religiosidad, porque se trataba de cosas anticuadas y poco creíbles.

- Antieclesiales, personas que reniegan de la Iglesia por diversos motivos, muchas veces relacionados con malas o traumáticas experiencias en colegios religiosos en su juventud, entre otros posibles desengaños. Algunos están a favor de la religión cristiana y en contra de la Iglesia (jerárquica, se entiende), mientras que otros odian todo lo que parezca remitir a temas religiosos.

- Personas que se han interesado por otros tipos de espiritualidad, sobretodo oriental, que encuentran más harmoniosa y menos rígida y dogmática. A veces se mezclan conceptos de otras filosofías, como la New Age.

- Agnósticos que creen en algo más trascendente sin poder explicarlo (ni pretenderlo).


Creyentes

Pueden ser:

- Cristianos de tendencia conservadora, a menudo por tradición familiar, muchas veces con educación religiosa en colegios privados, moralistas, tradicionalistas en lo que a prácticas religiosas se refiere. Acostumbran a seguir de cerca la religiosidad vaticana oficial, gustan de celebraciones piadosas populares y devociones variadas. Sin olvidar su humanidad, magnifican y alaban la divinidad de Jesús. Para ellos la Iglesia somos todos, y la jerarquía supone un acercamiento, un puente, hacia Dios.

- Cristianos de tendencia progresista, en desacuerdo muchas veces con la línea oficial de pensamiento o acción de la jerarquía eclesiástica. Normalmente preocupados por temas sociales, en especial la pobreza. Activistas en muchos grupos, ONG’s y centros sociales. Poco moralistas y más prácticos, gustan de celebraciones “modernas”, sin una liturgia rigurosa, con música y danzas incluso. Acostumbran a presentar una mayor tendencia hacia el ecumenismo (relación e intercambio entre religiones) y buscan la divinidad de Jesús en su gran humanidad. Para ellos la Iglesia somos todos, y todos al mismo nivel.

- Cristianos poco comprometidos, los del “creo pero no practico”, cercanos al agnosticismo.

- Cristianos piadosos y humildes, normalmente de nivel socioeconómico medio-bajo, con religiosidad popular a menudo heredada de la familia y el entorno, activos y comprometidos, poco dados a profundizar en los aspectos teológicos, por lo cual suelen rechazar posturas demasiado “liberales” dentro de la religión.


A grandes rasgos, éstos serían unos “prototipos”, que pueden estar mezclados formando multitud de nuevas tipologías de gente, y que como en todas las clasificaciones su parecido con la realidad tiene sus límites. Incluso así, sí que dan una idea de la variedad de gente que puede haber y de las formas de pensamiento y creencia espiritual existentes en nuestra sociedad cercana. Todos tienen sus pros y sus contras, sus razones verdaderas y sus "patinazos", porque así somos los seres humanos.

Así pues, me repatea bastante que en la mayoría de discusiones religiosas se simplifique todo a un “Iglesia sí, Iglesia no”, a un “conservadurismo vs progresismo eclesial” o un “el Papa o los obispos dicen eso, yo digo lo otro”, o un “la Biblia es buena vs la Biblia es un libro de mentiras y/o maldades”.
Por poner un ejemplo práctico, ¿cuántas veces no se han debatido cosas tan serias como la importancia de la fe o la existencia de Dios en base a cuestiones y argumentos tan simples y absurdos como la existencia de Adán y Eva, o el hecho de si es posible o no que Jesús curara a un leproso? (En lugar de preguntarse qué pinta en la Biblia una historia como la de Adán y Eva, su por qué, o profundizar sobre las razones de esa curación, y lo que quiere mostrar Jesús a la gente con ella, es decir, su significado).
Nada de todo esto es prueba de nada. Muchos tertulianos en sus sesudos debates utilizan la Biblia a su antojo, sacando textos fuera de contexto por doquier, ya sea para demostrar algo “a favor” o “en contra” de la fe, la Iglesia o la existencia de Dios. Porque el problema también es que en esos debates hay gente religiosa que se mueve con patrones “de primera comunión”, que no ha madurado su fe, e intenta hacer frente con una débil espada de madera a los inmensamente torpes cañones de los antireligiosos, que también usan esos mismos patrones infantiles “de primera comunión” en sentido contrario para negar lo que los otros afirman.

Desgraciadamente a menudo ni unos ni otros saben utilizar argumentos profundos y serios para hablar de religión.


Si los primeros tuvieran el valor de formarse, romper esquemas y madurar su fe infantil, y los segundos tuvieran también el valor de formarse y no quedarse en sus ideas preconcebidas y su prepotencia también infantil, quizá descubrirían que los dos “bandos” tienen muchas más posturas en común de lo que imaginan, que ni la religión es algo tan “elevado, santo e intocable” (sino más bien humilde, sencilla y cercana), ni tampoco algo tan “malvado, engañoso y portador de falsedades” (sino más bien una forma interesante de comprender la existencia humana, o más que eso incluso).


Finalizando, y volviendo otra vez al “instrumento de batalla”, simplemente cabe reiterar que la Biblia, pese a ser un libro (o conjunto de ellos) de lo más interesante y de lectura más que recomendada, es un libro muy complejo, que no gusta de lecturas simples y superficiales. Su tiempo de escritura es de una amplitud enorme, los contextos sociales de sus autores son muy cambiantes, los géneros literarios utilizados son de una extensa diversidad, su contenido es una teología que se reinterpreta continuamente página a página. Es un compendio de experiencias y sensaciones, de pensamientos y revelaciones interiores de muchas generaciones de personas que vivieron en un tiempo determinado y alcanzaron una proximidad con algo “más allá de sí mismos” a lo que llamaron Jahvé, Dios. A Dios nadie lo ha visto nunca, viene bien recordarlo de vez en cuando, lo que no significa que exista ni que no exista.

Básicamente, el tema de la fe va por otros caminos menos transitados.

Vendría bien un poco de “profesionalidad” para hablar de estos temas, de la misma forma que esa “profesionalidad” es valorada y reclamada en otros aspectos de la sociedad, como la política, la ciencia, el periodismo…

Quizá la gente se entendería mejor.




3 comentarios:

Estelwen Ancálimë dijo...

El principal problema del estuido de la religión es que, en el fondo, todo acaba siendo una cuestión de fe. Se puede estudiar la Biblia de la forma más obejtiva y científica posible, se puede razonar, hablar, estudiar e investigar, pero lo cierto es que, en última instancia, no hay a día de hoy forma empírica de demotrar la existencia o inexistencia de Dios.
Eso me hace recordar una novela de Noah Gordon, "El rabino" (yo soy una cristiana bastante ecuménica, lo único que tengo de los ortodoxos es que me encantan la creemonias antiguas y solmenes), en la que un rabbí le comenta al protagonista: "Agnósticos somos todos, porque nadie puede demostrar la existencia de Dios. Si se pudiera viajar al pasado y ver cómo Dios entregó a Moisés las Tablas de la Ley (o, añado yo, cómo Cristo resucitó), sólo habría una religión en el mundo". En realidad, como ese rabbí bien decía, se trata de un cuestión de fe, de tomar partido a favor de Dios o en contra de él. El ateísmo también es una fe, porque realmente un ateo cree que Dios no existe sin tener pruebas de ello. Es un poco como el amor: por mucho que nuestra pareja nos jure amor eterno, por mucho que nos bese, nos cuide y nos sea fieles, en realidad podría estar con nosotros por nuestro dinero, o porque se siente solo y necesita estar con alguien, o por comodidad... en el fondo, creer que alguien nos ama es una prueba de fe. Como la creencia en Dios. El que crea en él, verá la mano de Dios en muchas cosas mientras que el que no crea sólo verá casualidades, del mismo modo que si yo creo que mi pareja me ama veré en sus gestos pruebas de amor y si no lo creo veré hipocresía o falsedad.

Eso sí, estpy completamente de acuerdo contigo en que la creencia o no en la existencia de Dios no puede basarse en observaciones superficiales sobre la Biblia o los errores de la Iglesia, porque eso es señal de poca profundidad, poca riqueza mental, poca inteligencia y bastante simpleza.

Saludos:

Estelwen Ancálimë

Edu dijo...

Totalmente de acuerdo contigo, de hecho toda la parrafada solamente tenía por objetivo hacer pensar sobre el tema de fondo: la superficialidad del tema religioso.
Cualquier opinión sobre la misma es lícita, y es únicamente la fe (no la inteligencia) la que marca la diferencia entre un creyente y un no creyente "serios", porque uno es creyente porque tiene fe, no tiene fe porque es creyente.
Pero el problema está que cuando las personas hablan de fe (a veces me incluyo) acostumbran a olvidar lo que es la fe en realidad y se dedican a utilizar citas bíblicas o supuestas bondades/maldades de las citas bíblicas para entrar en el eterno debate de "religión sí, religión no".

Marta dijo...

Hacía siglos que no entraba, me ha gustado mucho!!

Úy si, hay mucha ignorancia sobre la religión, incluso dentro de la Iglesia misma... Me acuerdo que en un concierto de Jesús Adrián Romero comentando con evangelistas nos decían que la mayoría de los cristianos apenas conoce su fe, apenas conoce a Jesucristo, y si no le conoces... cómo vas a amarle??

La fe que depende de las acciones de otras personas, como cuando hay algunos que sólo creen en Madre Teresa o en fulanito o menganito hace algo buenísiisisisimo y se le considera un santo en vida, es una fe inmadura. Se trata de creer en Jesucristo, y poner tus esperanzas en Él, no en los hombres.. Yo no dejo de creer en Dios y en la Iglesia porque haya curas pederastas. Me da asco, me indigna y me repatea, pero afortunadamente tengo fe en Dios y en Su Espíritu, que es el que guía a la Iglesia, cuando nos dejamos guiar, claro...

De hecho una persona es santa porque se anonada (es decir, se hace nada, se niega a sí mismo) y permite que en lugar de sí mismo esté Dios en el centro de su vida. Es Dios el que nos santifica cuando obra con el Espíritu. CUanto más una persona deje actuar al Espíritu Santo y sea mansa y dócil a sus inspiraciones, cuanto más santa será. Y cuanto más santa es,más feliz es, que es el propósito de la vida: la felicidad del hombre..

Y yo que encajaba en el perfil de cristianos de primera comunión...

Pero se te ha olvidado mencionar un grupo: los cristianos creyentes con un corazón profundamente enamorado de Jesús, que le sigue en la Iglesia, que es el cuerpo de Cristo. Algunos son de siempre y otros son conversos, que han tenido algún encuentro personal con Dios a nivel profundo y espiritual.

Por cierto, tengo que comentarte one thing.. estuve en Lerma duduá duduá!!