sábado, 30 de enero de 2010

Iom Ha Shoá

En este aniversario del holocausto, Pilar Rahola, periodista y activista política, a quien (para ser sincero) nunca he admirado demasiado debido a su forma de tratar los temas con excesiva polémica y talante altisonante, (no en vano pasó sus tiempos en Telecinco con Xavier Sardá en el Crónicas Marcianas), ha redactado en su columna de Lavanguardia un texto que lo menos que se puede decir es que es bello.

Me ha sorprendido gratamente su tono dulce, suave, alejado de histrionismos. Simplemente, una delicia de lectura. Es conocida su postura pro-judía, aunque más que el tema de los judíos aquí yo lo aplicaría a cualquier cultura que haya tenido sus masacres, torturas y campos de concentración, que son muchas por desgracia.

En el caso de Israel, hay el plus añadido del golpe que supuso en la fe judía el hecho del silencio de Dios durante la Shoá. Tanto es así que revolucionó la teología judía (y de rebote, la cristiana).
Pilar tiene incluso un momento para este detalle, un momento creo que simplemente magistral.

Así pues, comparto en el blog el artículo en cuestión:

Iom Ha Shoá

En Auschwitz alguien escribió en la pared una pequeña poesía; me dijeron que hablaba del amor .

Quizás la vida es como Benigni la imaginó, bella incluso en el horror. Quizás ese niño pequeño, arrancado de su pueblecito de Hungría, o de su barrio en alguna ciudad polaca, o de la calle alemana donde su familia había vivido durante generaciones, quizás encontró algo de belleza en la ternura que la madre lo abrazaba, en el tren que lo trasladaba, como ganado, a la muerte. Quizás ese hombre que conocí en São Paulo, y que fue obligado a tocar el violín mientras mataban a toda su familia, primero los padres, después los hermanos pequeños, los abuelos, quizás aún conserva, en algún rincón de la memoria, la belleza de la música. Quizás. Quizás hubo algún instante de belleza en los catres infrahumanos donde se amontonaban espectros vivos que un día habían sido personas, con sus vidas, sus emociones, sus recuerdos.

En Auschwitz alguien había escrito, en la pared, una pequeña poesía. Me dijeron que hablaba del amor. Y puede que hubiera algo de belleza en algún momento del corto recorrido, desnudos, hasta la cámara de gas, quizás un recuerdo bonito, el día de la boda, cuando nació el primer hijo, la bar mitzva del mayor, un recuerdo fugaz antes de ahogar el último suspiro. Quizás, en el agujero más negro de la maldad organizada, planificada, con millones de personas convirtiéndose en humo, zas, en pocos minutos, sus vidas, sus historias de generaciones, sus conocimientos, sus anhelos, sus rezos, zas, todo humo y, a pesar de ello, quizás hubo algún momento de belleza.


Entre la vida y el humo, puede que Dios tuviera una palabra, y fuera poesía. Quizás ese médico que salvaba vidas y ahora veía la muerte industrial ante sus ojos, antes de encontrarse con ella, quizás, a pesar de todo, aún creía en la vida. Quizás la belleza estuvo en un momento de piedad, una mirada del guardián, un segundo de humanidad, fugaz, pero real. Y hubo belleza, mucha, en aquel hombre que se negó a comer porque se veía cerca de la muerte y quería que otros vivieran con su mendrugo. En su pueblo de Grecia había sido panadero. Y a pesar de tantos pesares, ¡qué belleza en las fotos del Museu del Holocausto de Washington, centenares de fotos de vida, bodas, fiestas, caras alegres, esbozos de vida que fueron y ya no son, recuperados del naufragio. Aunque están colgadas en unas paredes que tienen forma de chimenea. Y sí, había mucha belleza en aquella abuela que conocí en Cali y que, nada más llegar a Colombia, se había negado a hablar su idioma, el polaco, y nunca había querido recordar el horror. Pero recuperó el idioma cuando explicó la Shoá, décadas después, a sus nietos. Y la belleza de la velita solitaria que, en el Memorial del Niño de Jerusalén, recuerda el millón de niños que murieron en los campos de exterminio.

Sí. Hay belleza en la muerte. Solo porque los que quedaron vivos retornan, del humo, a los muertos.

Never forget!

Pilar Rahola. La Vanguardia. Barcelona. 27/01/2010

domingo, 17 de enero de 2010

Cuando la sencillez es divertida

Hoy una entrada corta.

¿Agobiad@? ¿La crisis aprieta, la tristeza acecha?

Él puede ayudarte. Se llama Tom, no suele aparecer mucho, las películas lo omiten, las opiniones lo maltratan. Pero él seguirá cantando y contando historias de tejones, totalmente despreocupado. Que un poco de alegría siempre viene bien.

En dos versiones, una más "formal" y la otra más "tabernera":

Tom Bombadil (Tolkien Ensemble)




Tom Bombadil (Saurom)





P.D. Para los que aún se pregunten de qué va esto, es un personaje del Señor de los Anillos, tan misterioso y peculiar como él solo. Ni siquiera Tolkien quiso dar su opinión sobre él. Solamente se sabe que de pequeño Tolkien tuvo un muñeco con ese nombre.
¿Tan poderoso como Gandalf y Sauron? Vaya usted a saber. Lo único seguro sobre Tom es que es Señor de sí mismo y que es el único personaje del Señor de los Anillos al que el Anillo no le afecta para nada ni lo vuelve invisible.

P.D.D: Algún día tengo que hacer la entrada de rigor para Tolkien y sus escritos... asignatura pendiente del blog.


miércoles, 6 de enero de 2010

NAVIDAD (V y último)

¿Quién lleva los regalos? (continuación)


Reyes Magos


Introducción:


Es bien conocida la tradición cristiana por la cual los Reyes Magos acuden a Belén siguiendo la estrella para adorar al Niño Jesús recién nacido, ofreciéndole oro, incienso y mirra. En su viaje conocen al rey Herodes que intenta engañarlos para averiguar el paradero de Jesús, pero ellos advertidos en sueños se machan por otro camino.

El único evangelista que los menciona es Mateo. No dice que sean reyes ni su número, únicamente habla de unos sabios o magos que provienen de oriente, han visto levantarse la estrella y encuentran a Jesús y le entregan los tres presentes, después de revolucionar Jerusalén con su llegada y sus preguntas sobre el nuevo rey o mesías.



Sobre el título de “Mago”:


La palabra “Mago”, proviene del elamita (Ma-ku-ish-ti) que pasando por el persa (Ma-gu-u-sha) y por el acadio (Ma-gu-shu) llegó al griego como Μαγός (Magós, plural: μαγοι, magï) y de ahí al latín Magi (Cf. Magíster) de donde llegó al español. En griego la palabra significa “matemático, sabio, astrónomo o astrólogo”. Es decir, “hombre de ciencia”. Probablemente la palabra haga referencia a los miembros de la casta sacerdotal medo-persa de la época, quizá practicantes del zoroastrismo. Mucho más tarde el título de sabio o mago evolucionaría a rey.


El 6 de enero:


La festividad de la Epifanía, o manifestación del Señor, celebrada el 6 de enero desde la antigüedad, se fusionó con la adoración de los reyes magos, pues suponía la manifestación de Cristo a los no judíos, simbolizados en las figuras de los sabios. Actualmente los reyes han sustituido el nombre y un poco el sentido original de la festividad.


El número de magos, sus procedencias y sus nombres:


El hecho que entregaran tres presentes fue el detonante del número de personajes, la primera refencia de este número la da Origenes, un conocido escritor eclesiástico, en el siglo IV. En el siglo V, el Papa León I el Magno estableció oficialmente su número en 3 para toda la cristiandad. A mediados del siglo VI, en la iglesia de San Apolinar Nuovo, en Rávena (Italia) se les asignaron los nombres de "Melchor", "Gaspar" y "Baltasar", que supuestamente equivalen en griego a "Appellicon", "Amerín" y "Damascón" y en hebreo a "Magalath", "Serakin" y "Galgalath". Se encuentran en una imagen: el friso de la imagen está decorado con mosaicos de mediados del siglo VI que representan la procesión de las Vírgenes. Esta procesión está conducida por tres personajes vestidos a la moda persa, tocados con un gorro frigio y su actitud es la de ir a ofrecer lo que llevan en las manos a la Virgen que está sentada en un trono y tiene al Niño en su rodilla izquierda. Encima de sus cabezas se pueden leer los tres nombres, de derecha a izquierda: Gaspar, Melchior, Balthassar...



De todas formas, en otras tradiciones, el número varía: según los armenios no son tres sino doce, y hay alguna que otro cuento moderno que habla del cuarto rey Mago, llamado Artabán, que llegó tarde a su destino porque había ido regalando los presentes del Niño Jesús por el camino a los necesitados.

Las procedencias tradicionales de los tres Reyes Magos simbolizan el mundo conocido en la Antigüedad: Europa, Asia y África. Por lo tanto, los tres Reyes simbolizan todos los pueblos del mundo que van a adorar al Niño.


El destino de los magos:


Existe una leyenda que habla sobre el destino de los magos: después de la resurrección de Jesús, el apóstol Tomás los halló en Saba. Allí fueron bautizados y consagrados obispos. Después fueron martirizados en el año 70 y depositados en el mismo sarcófago. Los restos fueron llevados a Constantinopla por Santa Elena. Posteriormente, Federico I Barbarroja, en el siglo XII, los trasladó a Colonia, donde hoy reposan con las coronas que supuestamente llevaron durante su existencia. Miles de peregrinos empezaron a llegar a Colonia, lo que propició que en 1248 se iniciara la construcción de la catedral de Colonia.


Veracidad histórica del relato evangélico


El origen de la narración del evangelista Mateo también tiene su miga. Al aparecer solamente en un evangelio, el relato de los reyes magos presenta un aire mítico.

No hay posibilidad de demostrar o refutar su existencia e historicidad, aunque hay algunos detalles interesantes sobre la redacción de dicho evangelio.

Hay fuentes que señalan que en los tiempos del evangelista se estaba produciendo en Israel una conversión al cristianismo de paganos, mientras que los propios judíos se resistían a seguir a Jesús y su legado. La incursión de estos fragmentos sobre los magos de Oriente en el evangelio de Mateo subraya este hecho y lo utiliza como argumento de conversión: si los de fuera vienen y lo adoran (se convierten) ¿Cómo no os dais cuenta los que lo tenéis entre vosotros?



Hay que tener en cuenta además qué significaba el Oriente para los judíos: Babilonia, pues hasta Damasco, se consideraba parte de la tierra de Israel. La figura que tratamos de presentar, podría corresponder a un título muy particular en arameo: מדנחאי Medinja’ey , o “Doctores Babilónicos de la tradición oral” que perduraría en escuela hasta entrado el siglo octavo D.C. en Babilonia y quienes conociendo la interpretación de lo dicho en Num 24:17 , habrían sido guiados por Dios hasta el Mesías, no según la famosa estrella como hasta ahora se ha entendido, sino que esa estrella era el mismo Mesías según el lenguaje judío y midráshico contemporáneo.


Si bien este último punto de vista parece desmitificar la historia, también hay razonamientos a favor de la historicidad en sentido estricto de la narración: el hecho que los otros evangelistas no los mencionen no significa nada porque:


a) Los Evangelios de Juan y Marcos empiezan el relato de la vida de Jesús a partir de su vida pública, ya de adulto. Además, Ireneo (130-204 dC), al que se debe el primer análisis profundo de la tradición juanística, ofrece pistas del conocimiento de Juan de la historia de los Magos, aunque éste no los incluyera en su Evangelio.

b) Lucas no explica nada debido a que ya está escrito, y se dedica a otros aspectos como la Anunciación, el Nacimiento, la circuncisión, etcétera.


La estrella:


Según los escritos, los sabios viajaron siguiendo una estrella, y esta se detuvo sobre el lugar en el que Jesús había nacido. A pesar que es imposible que un astro marque un lugar tan concreto como un pesebre, se han sugerido diversas explicaciones sobre este hecho, lo más probable es que el pasaje bíblico sea solo una metáfora referida a los supuestos hechos. Fuera lo que fuese, los Reyes Magos lo asociaron al Rey de los Judíos. De haber sido astrólogos griegos o romanos podrían haber asociado la estrella de Belén con Júpiter, el planeta rey, y Régulo, la estrella rey. O si venían de Babilonia, lo podrían haber asociado el planeta Saturno (Kaiwanu). En todo caso, bien podría tratarse de la estrella Sirio, a la que apuntan los "tres reyes" del cinturón de la constelación de Orión.



Se han hecho estudios astronómicos e históricos para buscar esa “estrella”: conjunciones de planetas, supernovas, etcétera, cada una con sus similitudes realidad-texto y también con sus lagunas.


Simbología de los presentes:


¿Por qué oro, incienso y mirra? Los tres presentes eran artículos valuosos en su tiempo. Además:


El oro: simboliza la realeza y el poder. Jesús es Rey de Reyes.


El incienso: es un perfume muy utilizado en Oriente, y símbolo de la adoración a Dios. Se utiliza a menudo en celebraciones religiosas. Jesús es Dios y sacerdote.


La mirra: es un bálsamo muy codiciado, en la antigüedad utilizado para la elaboración de perfumes, ungüentos, incienso y también para embalsamar muertos. Es de color rojizo, símbolo de la sangre, y por lo tanto de la vida humana. Jesús es un ser humano.


La tradición:


La celebración de la festividad, como se ha dicho, viene de antiguo. El texto teatral en lengua romance más antiguo de España conservado es precisamente una obra titulada El Auto de los Reyes Magos, del siglo XII. El texto conservado consta de 147 versos pareados que presentan a Gaspar, Melchor y Baltasar siguiendo la estrella que los conducirá hasta Belén y yendo a hablar con el rey Herodes. Este drama litúrgico se debía celebrar en la Catedral de Toledo -donde estaba el códice en que se ha conservado- con ocasión de la Navidad como un añadido al oficio litúrgico.


La costumbre de los regalos probablemente sea una fusión de tradiciones entre los presentes al Niño y otras celebraciones similares paganas de entrega de obsequios. Ya en el Imperio Romano existía esta costumbre. No he encontrado más información sobre las tradiciones antiguas relacionadas con la festividad de Reyes.



Actualmente la tradición manda que los niños manden una carta a los Reyes Magos pidiendo regalos y diciendo por qué se los merecen. Entonces Melchor, Gaspar y Baltasar llegan el día 5, en el que se da la Cabalgata de los Reyes en distintas ciudades, y los magos reciben a los niños y les dan caramelos. Tradicionalmente los reyes llegaban en camellos según la historia, pero actualmente pueden llegar en cualquier vehículo, incluso en helicóptero.

Luego por la noche llevan los regalos a todas las casas, donde a veces se dejan zapatos para tal uso, que los niños encontrarán el día 6 por la mañana. Si los niños se portan mal, los Reyes les llevarán carbón, antiguamente de verdad y actualmente un dulce con apariencia de carbón.


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Después de haber hablado sobre Papá Noel y los Reyes Magos, hay otros personajes que tienen la misión de entregar regalos por las fiestas. De todas formas, para personajes como la Befana, el carbonero Olentzero y demás, serán relatados en otra ocasión. Únicamente añadiré un último personaje curioso, básicamente por ser de mi tierra: el Tió.


Tió de Nadal


El Tió es una tradición navideña catalana, consistente en un tronco que “caga” regalos después de cantarle una canción y golpearlo con un bastón.



El procedimiento a seguir es el siguiente: a partir del día 8 de diciembre (la Purísima) se expone ya el tronco, a veces muy pequeño, y los niños le dan de comer periódicamente. El tronco va creciendo (se va sustituyendo por otros naturalmente) hasta Nochebuena. Entonces se tapa con una manta para que no pase frío, y con una barretina y una sonrisa dibujada está preparado para “cagar” los regalos. Los niños empiezan a golpearlo con un bastón y cantan la canción, de la cual hay diversas versiones.


Un ejemplo sería:


Caga, Tió - "caga, Tió"

Tió de Nadal - "Tió de Navidad"
no caguis arengades - "no cagues arenques"
que són salades -"que están salados"
caga torrons - "caga turrones"

que són més bons - "que están más buenos"


Luego se van a rezar a otro sitio mientras el tió prepara los regalos. Siempre regala cosas de poco valor, dulces, turrones, etcétera, porque los juguetes van para reyes.

El origen de la tradición es confuso. Probablemente guarde paralelismos con el árbol de Navidad (que también era lugar de regalos) y algún otro aspecto pagano, además del hecho simple de un tronco que da luz y calor en invierno. Sin embargo existe una leyenda que lo relaciona con la Virgen María, por la cual el tronco sería mágico por haber permitido descansar a la madre de Jesús en su viaje.


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Y HASTA AQUÍ EL ESPECIAL, espero que haya sido de vuestro agrado.


¡Feliz Navidad y felices reyes!


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P.D. Para terminar, otro villancico :) El segundo vídeo es el mismo villancico, pero en la versión de Blackmore's Night, que me gusta más, aunque de imágenes del vídeo es mejor el primero.






NAVIDAD (IV)


¿Quién lleva los regalos?


En esta última parte del Especial Navideño comentaré algunas cosas de los distintos personajes cuyo denominador común es la entrega de regalos durante estas fiestas a los niños. No estarán todos porque sería muy largo, me centraré en los más habituales por la zona donde vivo, pero hay otras webs que hablan largo y tendido sobre el tema, una de ellas el blog de Estelwen, La Luz de Valinor.

Empecemos:


Papá Noel


Hay una serie de tradiciones navideñas ligeramente distintas que se entremezclan bajo el personaje de Papá Noel. Son varios los nombres con el que se conocen sus distintas “personalidades”: Papá Navidad (Father Christmas, Père Noël, Babbo Natale, y en España debería ser Papá Navidad pero se castellanizó el francés Noël, así que se quedó Papá Noel), Santa Claus, San Nicolás, Viejito Pascuero, Colacho, Padre hielo, Joulupukki…


Nicolás de Bari:


El origen principal del personaje debe buscarse en San Nicolás de Bari (o de Mira, según la tradición oriental), un obispo nacido en Patara, Licia (en la actual Turquía) el año 280 dC. Tras perder a sus padres por la peste se dice que vendió sus pertenencias a las familias devastadas por la enfermedad y se fue a vivir a Mira con su tío y allí se ordenó sacerdote y más adelante llegaría a ser obispo. Murió en Mira, pero sus restos se trasladaron y descansan en Bari (Italia), debido a la invasión musulmana de Turquía.

Hay un par de leyendas o historias acerca del obispo que darían pie al origen del personaje que reparte regalos, aunque además, San Nicolás de Bari también es el patrono de los marineros, puesto que calmó una tempestad después que estos orasen al santo. Volviendo a Nicolás y los regalos a los niños, una de las historias habla de un milagro que hizo al resucitar tres niños que acababan de ser asesinados, con lo cual se relaciona al santo con los niños. Otra, mucho más clara y directa, habla como el santo ayudó a un padre que tenía tres hijas en edad de matrimonio pero no podía casarlas por no tener la dote suficiente. El santo, en secreto, entró por la ventana de la casa y rellenó de oro los calcetines de las muchachas, colgados en la chimenea para secarse.


San Nicolás en Holanda:


En los Países Bajos la fiesta de San Nicolás, a partir del santo obispo de Bari, se celebra el 5 de diciembre (en Holanda, en Bélgica el 6, día de la muerte del santo), remontándose la celebración al siglo XIII.

La tradición, mezclada con el mito del dios nórdico Odín y su caballo de ocho patas volador dice que San Nicolás también monta un caballo blanco sobre los tejados de las casas, llevando sus símbolos episcopales: una capa roja, una mitra y un cayado dorado. Recordemos que ya se tenía la concepción del anciano de sotana en rojo pues San Nicolás fue obispo y cuando salió de prisión en tiempos de Constantino, tenía una larga barba blanca.

El hecho de repartir regalos se relaciona también con una costumbre precristiana de “regalos de otoño” como manzanas y frutos secos, símbolos de fertilidad de la tierra. Esta costumbre se fundiría con la festividad de San Nicolás.

A partir del siglo XV en las iglesias se ponía un zapato durante el 5 de diciembre, que se rellenaba de dinero con las ofrendas de los parroquianos ricos, y el dinero recogido se repartía entre los pobres al día siguiente. Un siglo más tarde, con la popularización de la fiesta a nivel familiar, los zapatos se colocaron en las casas junto a la chimenea como fuente de regalos. San Nicolás llegaba con su fiel ayudante Pedrito el Negro que ponía los regalos (dulces y juguetes) en los zapatos. Pedrito el Negro, en su origen, era quizá un criado moro del santo, quizá un esclavo liberado, quizá un deshollinador italiano (Bari está en Italia), quizá un demonio al que el santo había obligado a hacer buenas obras… la mitología aquí es muy variada.

Actualmente aún se conserva esta tradición del zapato, San Nicolás y Pedrito el Negro, aunque ahora son varios “Pedritos” los que acompañan al santo, por lo general traviesos.

Según la tradición, San Nicolás no viene de Asia Menor, sino de España. Esto tiene su historia: el obispo San Nicolás nació en el Imperio bizantino, en la actual Turquía. Más tarde se convirtió en obispo de Mira, y como tal tomó parte en el Concilio de Nicea. Murió el 6 de diciembre de 342. Tras la caída bajo dominio musulmán de la región, los restos mortales del santo fueron trasladados en 1087 a Bari (en la actual Italia). Bari formaría más adelante parte del Reino de Nápoles, que fue conquistado en 1442 por Alfonso V de Aragón. La ciudad pasó a pertenecer por tanto a Aragón y después a España, hasta el siglo XVIII. Del hecho de que los restos de San Nicolás se encontraran en Bari (por entonces ciudad española), surge la tradición según la cual San Nicolás viene de España. San Nicolás es además conocido en España como patrón de los marineros. Por eso llega a los Países Bajos siempre en un barco de vapor.

Actualmente San Nicolás compite en los Países Bajos con la deformación de sí mismo Santa Claus.


Nikolas finlandés:


En Finlandia, hay otro Nicolás distinto que también podría influir en el personaje, si bien solamente he encontrado una fuente para esta historia. Nikolas era un niño que quedó huérfano y las familias de su pueblo se turnaron para acogerlo durante un tiempo cada una. En agradecimiento, el niño tallaba juguetes de madera que repartía entre esas familias. Ya de adulto continuó su labor, fabricando juguetes y repartiéndolos, hasta su muerte una vez ya anciano. En su memoria, los lugareños perpetuaron su costumbre.


Joulupukki finlandés:


En la misma región existe el mito del Joulupukki (“cabra de Navidad”), puesto que la imagen tradicional para la Navidad en los países escandinavos es la cabra.

En su origen llamado Nuuttipukki, se trataba de un ser maligno vestido con pieles de animales y con una máscara con cornamenta, que asaltaba las casas por Navidad asustando a la gente y robando comida. Precisamente los festejos paganos escandinavos se hacían para intentar ahuyentar a los malos espíritus, lo que ayudó a crear el espíritu malvado de la “Cabra de Navidad”. Joulupukki, su versión bondadosa, se ha fusionado un poco con el Santa Claus o Papá Noel estadounidense actual, tomando su aspecto.

De todas formas, siguiendo una tradición que se remonta a principios del siglo XIX en Finlandia el Joulupukki no entra por la chimenea, sino por la puerta principal (el padre o un vecino disfrazado), y grita: “Onkos täällä kilttejä lapsia? (¿hay aquí niños que hayan sido buenos?), con lo cual los hijos de la familia (disfrazados de duendes) gritan que sí a pleno pulmón y luego hay la distribución de regalos. Además, a diferencia del Santa Claus tradicional, el Joulupukki lleva bastón y no vive en el Polo Norte, ya que a partir de un exitoso programa de radio de la región, emitido entre 1927 y 1956, se “descubrió” que el personaje vive en Korvatunturi (Monte Oreja), en la frontera con Rusia, desde donde puede escuchar las peticiones de los niños de todas partes, y tiene los talleres en la ciudad de Rovaniemi.

El Joulupukki vive con su esposa, Joulumuori (Señora Navidad), y viaja a bordo de un trineo volador comandado por nueve renos mágicos, con Rudolph como líder con la nariz brillante, esto último debido a la fusión con la tradición yanqui.

Sin embargo hay una referencia muy antigua que podría influir en la historia del Santa Claus moderno, el Polo Norte y los renos mágicos. Se dice que la leyenda del Joulupukki tiene sus orígenes más remotos en los aborígenes Sami de la Laponia finlandesa, la población indígena más antigua de Europa. Los renos nórdicos comían una seta de color rojo y blanco, que también crece en España, llamada Amanita muscaria. Esta seta es venenosa y tiene propiedades alucinógenas. Al parecer, el trato digestivo de los renos filtraba la toxina y la liberaba en la orina, que era usada por los chamanes de la tribu para sus trances, que se traducían en experiencias espirituales y visiones de "estar volando". Volvían más tarde a sus cuerpos a través de la chimenea de sus tiendas o chozas. Se cree por ello, que los colores rojo y blanco del atuendo de Joulupukki están inspirados en estas visiones producidas por la seta y que, también, por sus efectos en los chamanes se creó la leyenda de los renos voladores.


El paso de las tradiciones antiguas al personaje moderno:


El año 1624 llegaron los colonos holandeses a América fundando Nueva Amsterdam (Nueva York actual), y con ellos la tradición del Sint-Nicolaas (nombre neerlandés de San Nicolás, y popularmente Sinterklaas). En 1809 el escritor Washington Irving, escribió una sátira,Historia de Nueva York, en la que deformó al santo holandés, Sinterklaas>, en la burda pronunciación angloparlante Santa Claus. Más tarde el poeta Clement Clarke Moore, en 1823, publicó un poema llamado A Visit From St. Nicholas donde dio cuerpo al actual mito de Santa Claus, basándose en el personaje de Irving y en la tradición holandesa de San Nicolás.

En ese poema se hace mención de una versión de Santa Claus, enano y delgado, como un duende; pero que regala juguetes a los niños en víspera de Navidad y que se transporta en un trineo tirado por ocho renos mágicos. El noveno reno sería añadido a raíz del popular cuento Christmas story de Robert L. May (1938).

Posteriormente, hacia 1863, adquirió la actual fisonomía de gordo barbudo bonachón con la que más se le conoce. Esto fue gracias al dibujante alemán Thomas Nast, quien diseñó este personaje para sus tiras navideñas en Harper's Weekly de forma paródica.

Posteriormente, a mediados del siglo XIX, el Santa Claus estadounidense pasó a Inglaterra y de allí a Francia, donde se fundió con Bonhomme Noël, el origen de nuestro Papá Noel, quien tenía parecido físico con Santa Claus, pero vestía de blanco con vivos dorados. Igualmente a fines del siglo XIX, a partir de un anuncio estadounidense de la Lomen Company, se crearía la tradición de que Papá Noel procedería del Polo Norte; y se popularizarían completamente los renos navideños como medio de trasporte de Santa Claus.

Luego, a comienzos del siglo XX en 1902, el libro infantil The Life and Adventures of Santa Claus de L. Frank Baum, se origina la historia de cómo Claus se ganó la inmortalidad, al igual que su título de santo.

Igualmente, ya en el siglo XX, la empresa Coca-Cola encargó al pintor Habdon Sundblom que remodelara la figura de Santa Claus/Papá Noel para hacerlo más humano y creíble. Esta versión data de 1931. En este punto, sin embargo hay que aclarar que es solo una leyenda urbana la creencia de que el color rojo y blanco de Santa Claus tenga su origen en los anuncios que la marca Coca-Cola empezó a hacer a partir de 1931, aunque sí es cierto que contribuyeron a la popularización de estos colores y del mito mismo. Hay muchas ilustraciones y descripciones casi fidedignas anteriores al anuncio como la de Thomas Nast (1869) o St. Nicholas Magazine (1926), entre otras; eso sin considerar además las antiguas representaciones religiosas del obispo San Nicolás de Bari, en las que es común el color rojo y blanco de la vestimenta religiosa, si bien es cierto que desde mediados de 1800 hasta principios de 1900 no hubo una asignación concreta al color de Santa Claus, siendo el verde uno de los más usados.


CONTINUARÁ...



sábado, 2 de enero de 2010

Alegría

¡Feliz año nuevo 2010 a tod@s!

Después de ver un brillante espectáculo del Cirque du Soleil por la tv - que aunque no lo parezca de cuando en cuando dan cosas preciosas en la caja tonta - me ha venido a la cabeza.
En realidad procede de otro espectáculo del mismo circo (han retransmitido Varekai... algo que HAY que ver y oír).
Pero me sirve como propósito y deseo para todo el mundo y para mí... después de comprobar que la magia existe y la belleza también, y son capaces de curar:

Alegría