lunes, 26 de julio de 2010

Crónicas de Rhûn, el Último Capitán

Ésta es una corta noticia auto-bombo, dirigida a todos los fans de Tolkien.

En el blog hermano de la Biblioteca, las Crónicas de Rhûn, la narración avanza.
La estructura "Silmarillion - Hobbit - Señor de los Anillos" del Oeste de la Tierra Media tiene en mis relatos su "traducción" al Este de la Tierra Media: "Crónicas de Rhûn - El Último Capitán - El prisionero de la Sombra".

Las Crónicas de Rhûn propiamente dichas serían el "Silmarillion".
Ahora éstas ya han terminado, y empieza lo que sería cronológicamente paralelo al "Hobbit", titulado El Último Capitán, explicado en forma de relato contínuo y no como una "crónica".

Por lo tanto, si la densidad de las Crónicas echó para atrás a alguien, espero que la narración más novelesca del Último Capitán pueda captar su atención.

El link está en la parte superior derecha de este blog, o pinchando aquí.



lunes, 19 de julio de 2010

Los límites de Fantasía


-¿Sabes dónde puedo encontrar el Agua de la Vida?

-En las fronteras de Fantasia.

-¡Pero si Fantasia no tiene fronteras!

-Sí que las tiene, pero no están fuera sino dentro.

El fragmento anterior pertenece a La Historia Interminable, de Michael Ende. Me gustaría reflexionar un par de cosas acerca de estas frases (hay algunos spoilers de la novela más adelante).

Hace unos días estuve charlando con alguien muy querido acerca de la imaginación y la ficción. Me decía que la ficción me impedía ser yo mismo, limitaba mi relación con los demás y me cerraba. A pesar de no estar del todo de acuerdo (más bien lo contrario), tampoco estaba en total desacuerdo, así que he pensado en escribir esta reflexión.


¿La ficción es solamente para niños o adolescentes?

No es la primera vez que sale este tema, lo cual me hace recordar la immensa cantidad de gente que considera la ficción como algo de segundo o tercer orden.

El caso más obvio es en la literatura: una novela de fantasía o ciencia ficción queda rápidamente catalogada, y restringida a esa "sección especial de ahí" en las tiendas. Si una de estas novelas tiene la suerte de encontrarse en la sección novedades, en primera fila, normalmente es porque da dinero y es la moda de ese momento, pero nada más. En las típicas exposiciones en las tiendas por Sant Jordi (día del libro) salen multitud de novedades, pero es raro que un librero o tienda no especializada se moleste en saber las novedades de novelas de fantasía y ciencia-ficción.

En otro orden de cosas, las películas van por el mismo camino. Es inconcebible ver "bichos raros" en una película que no sea de terror y no pensar "uy, una de fantasía - palomitas, voy a llevar a los chavales, seguro que se lo pasan bien". Luego se estrena algo como el Laberinto del Fauno y la gente huye del cine tapando los ojos de sus hijos pequeños porque ni se les había pasado por la cabeza que una peli con hadas y un fauno pudiera ser para mayores de 18 años o tratar unos temas tan adultos que de ninguna forma son aptos para los niños.

Otro caso flagrante es el manga / anime: ahora la cosa va cambiando, pero asociar dibujos animados y niños es algo que aún es bastante automático, cuando hay algunos mangas o películas/series anime de temática adulta y bastante más profundos y dramáticos que muchas de las ficciones occidentales en carne y hueso (eso sin contar los hentai (pornográficos)).
Una de las películas más duras y desgarradoras que existen sobre la Segunda Guerra Mundial es de dibujos animados. Se llama La tumba de las luciérnagas, los protagonistas son un niño y su hermana pequeña, y en ella prácticamente no hay tiros ni sangre, no hay sexo ni excesiva violencia. Pero sin necesidad de todo ello, solamente usando su carga dramática, es capaz de revolverte el estómago de tal forma que hace difícil un segundo visionado. Lo que no impide que la película sea, además de un rotundo alegato contra la guerra, un precioso canto a la inocencia.

Por lo tanto, normalmente se tiende a "catalogar" fantasía y ciencia-ficción, o en este último caso, historias con dibujos, como "cosas de niños o jóvenes", cosas que si las mantienes a una cierta edad hacen que te conviertas en un friki en sentido peyorativo, en alguien con síndrome de Peter Pan, alguien que aún tiene mucho de niño o adolescente y que no ha llegado plenamente a la edad adulta.

Bueno, tal como decía el propio Ende en la conferencia que colgué aquí hace un tiempo, pues quizá sea cierto, pero eso no quiere decir necesariamente que sea malo.
De todas formas, quedarnos aquí con esa conclusión "allá vosotros, yo soy feliz" sería un poco superficial, muy de "immaduros" porque esto ya se ha tratado otras veces y no resuelve nada mantener una posición por que sí.

Vamos un poco más allá.

¿Para qué sirve, entonces, la ficción? ¿Para qué sirve la fantasía o la ciencia-ficción?

Hay quien piensa que estos temas alejan al ser humano de la realidad cotidiana.

Una persona que tenga la cabeza metida siempre en novelas, películas, videojuegos, cómics... es una persona que no se encuentra en este mundo.

Es alguien que en su mente sabe viajar a otro planeta, sabe enfrentarse a un demonio malvado o tiene un manejo de la espada que ni el Cid Campeador. Es alguien, de ser chico, que ha cortejado a todas las princesas habidas y por haber. Es alguien que ha matado dragones más grandes que un rascacielos, ha viajado a la velocidad luz, ha sostenido disputas filosóficas con seres extraterrestres y ha sido un rey o reina lleno de sabiduría y justicia en innumerables reinos.

Pero en su vida diaria, esa misma persona es alguien que no sabe moverse por el mundo, no sabe relacionarse con los demás, tiene miedo de enfrentarse a una relación con otra persona, se agobia con los trabajos o quehaceres más rutinarios, no ve un futuro claro, cree que el mundo es una mierda y él/ella un incomprendido. La burocracia lo pone malo, la complejidad de la vida en la sociedad le abruma. No tiene deseos de participar de esta sociedad, ni de mejorarla. Se siente incapaz de organizar proyectos o iniciar empresas que saquen adelante las personas. Esa persona utiliza la fantasía de una forma escapista, para huir de la realidad, y cuando más la utiliza, más lejos de la realidad está y más le parece ésta extraña e irreal.

Bien, podría decir que las personas que piensan todo esto no tienen ni puñetera idea. Podría decirlo, pero eso sería totalmente falso, bastante idiota y demostraría una ignorancia peligrosa por mi parte.

Es cierto, hay gente que tiene estos problemas. Quizá algunos de ellos incluso vividos por mí en propia carne. Es cierto, la fantasía y la ficción se han usado y se pueden usar de esta forma. Si solamente hubiera esta alternativa, la ficción realmente sería algo a relegar a edades muy tempranas de la infancia y la madurez, para eliminarlas lo más rápido posible. El ser humano debe formar parte de la sociedad donde vive, porque es la única forma de disfrutarla, luchar por ella, mejorarla y ser feliz. No se encuentra la felicidad auténtica por el camino antes indicado. De hecho, puede desembocar a una depresión profunda, o al suicidio en el peor de los casos.
Y si no que se lo digan a los hikikomoris japoneses, que se pasan años encerrados en su habitación conectados a internet. Literalmente.

Pero las personas que piensan todo esto también cometen un error al generalizar de una forma tan radical y simplista.
La imaginación, que es la fuente de la ficción, es vital para el ser humano. Sin imaginación seríamos poco más que chimpancés... o quizá menos, porque creo que los chimpancés también la utilizan.
Así pues, el ser humano necesita de la imaginación para sobrevivir. Sin ella no habríamos evolucionado como especie, nuestra cultura no existiría, nuestros referentes sociales quedarían hechos añicos.
La ficción es algo muy poderoso. Veamos unos ejemplos:
  • Todas las religiones la utilizan, incluso las actuales: tienen mitos, narraciones que explican verdades disfrazadas con elementos de muy dudosa historicidad, que no restan ni un ápice de valor a su función primordial. Y la religión es una de las bases de la cultura humana.
  • Cualquier imperio o sistema económico - político que haya existido se ha erigido en base a la imaginación de unas personas sobre "cómo sería la sociedad ideal" para ellas. Normalmente los resultados han sido muchas veces bastante penosos, pero esto no niega la validez de pensar en estos temas.
  • Los cuentos tradicionales no eran ficción y ya está. Tenían un componente moralizante muy poderoso, normalmente basado en el terror y la depravación (la Caperucita original que se contaba a los niños sería actualmente para mayores de 18 años), cosa que proporcionaba los cauces para que la conducta fuera recta. No entro a discutir la validez de estos extremos.
  • Muchas novelas de ficción han camuflado, en tiempos de censura y falta de libertad, verdades como puños, o simplemente las han ironizado para advertir de los peligros de la sociedad. Un magnífico ejemplo sería Rebelión en la granja, de George Orwell. Pero incluso la aparentemente infantil e inocente novela Momo, del mismo Michael Ende, fue censurada durante bastante tiempo en Rusia por "anticomunista". Cosa bastante curiosa, porque el origen de esto es un minicuento dentro de la novela que ridiculiza claramente la ideología marxista... insertado en una narración que en realidad es bastante "anticapitalista".

Hasta ahora he comentado una serie de ejemplos en los que la ficción es algo más que la simple narración de entretenimiento. Pero... ¿y la ficción que solamente busca entretener y no ironiza, ni intenta explicar nada, ni quiere moralizar? ¿Entonces esta ficción cae en la calificación de "cosas de niños"? ¿Esta ficción que solamente busca huir de la realidad es siempre mala?

Tengo la certeza que no es así. La ficción tiene un componente que la hace especial: es capaz de curar.
Todas las novelas, películas, cómics o videojuegos tienen una función lúdica intrínseca.
Como todo lo lúdico aparentemente entra en contradicción con el progreso se ve como un lastre. Pero lo lúdico favorece, a mi entender, la imaginación. Y la imaginación favorece la abstracción, la capacidad humana para inventar, mejorar y avanzar. Favorece la reflexión sobre los temas que trata, más directamente o no. Favorece la sensibilidad. Unos ejemplos:

  • Incluso una obra aparentemente "para entretener" como es el Señor de los Anillos contiene tal cantidad de detalles que permiten hacerte muchas preguntas que luego puedes aplicar en el "mundo real" (el bien y el mal, el poder y su uso, la muerte y el más allá, el sentido de la vida...).
  • Una ficción cómica tiene además el poder de la risa, altamente saludable para el organismo.
  • Una ficción de fantasía en el más puro sentido de la palabra puede despertar el sentido de la maravilla que mucha gente tiene adormecido. Y el sentido de la maravilla es algo que puede impulsar a mejorar el mundo, no en vano los documentales lo utilizan para concienciar sobre el respeto por el medio ambiente. Pero aunque no tenga una "finalidad", percibir la belleza cura por dentro, te hace más humano. Y si eres más humano, eres menos "robot" y más sensible, próximo a tus semejantes. Una ficción literaria puede ser algo tan bello como la contemplación del firmamento o de un amanecer.

Hay personas a las que la lectura de una novela o la visión de una película les ha cambiado la vida. Simplemente porque en la ficción se trataba el mismo tema que preocupaba a esas personas de una forma serena, más alejada y menos hiriente; y esas personas podían contemplar su problema en la ficción, desde un punto de vista relativo que favorecía que ellas mismas lo relativizaran.
No digo, ni remotamente, que en el caso de una persona agobiada por algun problema la ficción deba sustituir el diálogo con amigos, familiares o incluso psicólogos si fuera el caso. Vamos, ni por asomo. Pero es un complemento que a veces es importante por la distancia en la que trabaja, sin interpelar directamente a los mismos detalles que tiene el problema de la persona que ve o lee la ficción, pero dándole pistas o nuevas ideas para encajarlo o solucionarlo.

Hay ficciones que tienen muchas capas de profundidad. Hay historias que cuando las escuchas por primera vez no agotas todo su significado, y que en otro momento de tu vida pueden significar mucho.

La gente que es creyente sabe de lo que hablo. Sin ser una ficción en el habitual sentido de la palabra, sí que es verdad que las páginas de la Biblia son uno de los textos literarios con más capas de profundidad que se han escrito nunca. De ahí que desde hace dos milenios se lean los mismos textos y aún sirvan y se puedan reinterpretar contínuamente en favor del crecimiento de la persona.
Muchas novelas y algunas películas tienen características similares. Y muchas veces, historias muy simples y literales logran llegar al corazón de la gente de forma mucho más directa que las charlas o los discursos.

Vuelvo ahora al texto de la Historia Interminable:

¿Fantasía tiene límites?
Para una persona que quiere escapar de la realidad, no, es infinita y puede hacer como Bastián: decidir que no quiere volver a salir de ella, puesto que puede viajar siempre incansablemente. Pero esta persona pierde su alma. Como Bastián al final pierde todo lo que es, hasta su nombre, que quiere decir su identidad. Una persona absorbida hasta tal punto por la ficción es alguien que nunca será feliz. Se convertirá en un "fantasio", en un ser irreal.

¿Fantasía tiene límites?
Por fuera no, es infinita, no se termina nunca la imaginación humana. Pero sí tiene límites, en su interior, en su significado.
La fantasía sirve a la realidad y la mejora, no es una realidad en sí misma. Bastián debe intentar volver a su casa, a su mundo real del que huyó a través de la lectura, debe encontrar un motivo para volver, alguien o algo por lo que valga la pena luchar en el mundo real, y llevarle el Agua de la Vida, el cambio, la mejora, la ayuda recibidas dentro de la ficción, porque si no está perdido para siempre.

Cualquier persona puede usar la ficción como herramienta potente para mejorar el mundo. La ficción puede mejorar la persona, y luego la persona puede usarla para mejorar lo que le rodea. En este sentido está próxima a la fe religiosa, aunque la comparación es muy limitada.
La ficción puede servir para infinidad de cosas: para hacer reír, para hacer llorar, para reflexionar, para descubrir y aprender, para generar nuevas ideas, para descansar la mente de tantos problemas (sin necesidad de "huir de ellos").

Lo difícil es tener conciencia de ello. Por eso el camino de la ficción es difícil, hay el peligro de no querer salir de ella, de esconderte y aislarte. Pero si logras salir de la fantasía una vez has entrado, no representa un adiós. Bastián podrá volver muchas veces a Fantasía, siempre dando otros nombres diferentes a lo que encuentre. Pero siempre desde la realidad.

Saber utilizar la ficción exactamente para lo que sirve puede hacer crecer a uno como persona y ayudarle a ser feliz. Pero hace falta saberla utilizar.

Por mi parte... lo intento. Estoy en ello.